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Sabanilla

Sueños de Miami

La pregunta es necesaria, pues durante décadas la contrarrevolución rancia, los políticos de refinada demagogia y todos aquellos personajes de trajes encopetados únicos para la oligarquía, y otros desclasados elementos que añoran en Miami, vienen prometiéndole al mundo una alternativa de gobierno en Cuba, que imaginan algunos observadores, sería retrotraer el actual sistema al que ellos no pudieron sostener frente a la Revolución, hace 45 años.

Para los cubanos sería retornar al parque jurásico que una vez fue la Nación antillana, y sucedería algo así como arrancar de La Habana a Alamar, de Las Tunas su distrito Camilo Cienfuegos o su Zona Industrial, de Holguín el Hospital Lenin y su hotel Pernik, y llenar esos parajes nuevamente de marabú, de malezas o dejar esas áreas en el terreno rocoso que fueron, en los tiempos de la desesperanza.

Con politiquería, discursos demagógicos, mentiras y terrorismo han pretendido, y pretenden, que los cubanos les crean la supuesta honestidad con que se venden sobre las tablas de Miami, en las emisoras de radio, en los banquetes de alcurnia, o donde quiera que arman el circo para cocinarse en su propia salsa.

Los rostros de los quieren gobernar en Cuba son bien conocidos: muchos de ellos se banquetearon en la televisión en los días tristes del secuestro de Elián, un niño sobre cuya inocencia y desamparo descargaron el odio visceral que alimentan desde la fuga del tirano Fulgencio Batista en 1959, quien antes de irse había hecho asesinar a 20 mil cubanos a lo largo de siete años de felonías.

Entre los aspirantes a líderes de la Cuba posrevolucionaria están Jorge Más Santos, el hijo del Más Canosa, ambos financieros del terrorismo que amenaza a la Isla, y así Ileana Ross Lethinen, Lincon Díaz Balar, Bob Menéndez, José Basulto, todos ellos figuras prominentes del anticomunismo, financieros del anticastrismo.

Ellos se han tomado en serio el asunto, porque hace mucho tiempo ya que elaboran plataformas, tienen lo que es una especie de gobierno en el exilio que reconocido por los lacayos que subsisten en España, y que gozan de anuncia y beneplácito en Costa Rica, Nicaragua y El Salvador, entre algunos refugios de la política norteamericana contra la evolución Cubana.

Pero fíjese usted que estupidez: algunos de los que vendrían a gobernar en Cuba, en el supuesto de que los cubanos de Fidel le entreguen la Patria o que los yanquis la conquisten, han planteado que pedirían tres días de licencia para matar a los comunistas.

Todos esos son lobos que envejecen en la misma cueva, protegidos por los fascistas del Congreso y el Senado norteamericanos, con la frustración de que sus aspiraciones son sueños quiméricos, como los del perro que mira a la luna queriéndola alcanzar en corto lance.

Así pudieran pasar sus últimos días tras las rejas y no en mansión de recreo los cuatro que fueron a su último intento de matar al líder cubano Fidel Castro, en noviembre del 2000, en ciudad de Panamá.

Son cuatro terroristas que han envejecido haciéndole daño a la humanidad, asesinando

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